INTRODUCCION
El trastorno del sueño, es una de las
alteraciones más frecuentemente
encontradas en personas de la tercera edad.
Y representa una de las complicaciones y
preocupaciones en el tratamiento intra y extra hospitalario de pacientes con
cualquier tipo de patología.
Esta entidad puede ser encontrada patológica
por sí misma y diferentes estudios se han encargado de indagar sobre su
etiología.
Siendo fisiológicamente normal en el proceso
de envejecimiento los trastornos y desequilibrios metabólicos, se ha estado
tratando de encontrar las consecuencias a nivel físico y psicológico de estos
cambios.
Estas alteraciones se encuentran generadas
por cambios fisiológicos correspondientes a la edad, que trastornan el sueño en
su última fase, durante el ciclo circadiano.
De
este modo las personas de edad avanzada suelen ser madrugadores y se van a la cama
temprano aparentemente, alterando su ciclo de vida. y la calidad del sueño.
De aquí la importancia de indagar y conocer
todo lo relacionado con el sueño del
Anciano.
OBJETIVO GENERAL
Ø Conocer los
diferentes tipos de trastorno del sueño que pueden afectar a los adultos
mayores.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
Ø
Conocer las diferentes causas
que provocan trastornos del sueño en adultos mayores
Ø
Establecer los parámetros para
realizar un diagnóstico que esté de acuerdo a la sintomatología que la persona
presenta.
Ø
Conocer los tratamientos que
existen para cada uno de los trastornos del sueño.
Trastornos del Sueño en adultos mayores
Son aquellos
patrones de perturbación del sueño. Esto puede abarcar problemas para conciliar
el sueño o permanecer dormido, demasiado sueño o comportamientos anormales mientras
duerme.
Durante
el envejecimiento se originan cambios fisiológicos en el sueño que inducen a
pensar que las alteraciones del sueño son normales y esperables con la
edad, y que por tanto no necesitan tratamiento.
No se debe considerar los problemas del sueño
como algo normal, sino que se debe realizar un análisis individual y determinar
a qué se debe dichos trastornos y que tratamiento es el adecuado.
La prevalecía de los
trastornos del sueño aumenta de forma lineal con la edad, siendo más frecuente
en la mujer, en sujetos con problemas médicos o psicológicos y en aquellas
personas que se automedican.
La ausencia de un sueño
reparador puede tener repercusiones más graves en la funcionalidad de una
persona mayor que de otro adulto. La autonomía en las actividades de la vida
diaria es de gran interés para su calidad de vida; esta autonomía puede verse
afectada si existen trastornos del sueño, o si su tratamiento es inadecuado.
Puede ir desde lo más leve
hasta los más graves como el síndrome de inmovilidad, accidentes y caídas
graves, etc. Se ha demostrado que hay una relación entre el consumo de
benzodiacepinas durante mucho tiempo y las fracturas de cadera tras
caídas.
El sueño y sus fases.
El sueño es una parte integral de la vida cotidiana, es una
necesidad biológica que permite restablecer las funciones físicas y
psicológicas esenciales para un pleno rendimiento.
Este es un estado funcional, reversible y
cíclico, que presenta unas manifestaciones conductuales características, tales
como una relativa ausencia de motilidad y un incremento del umbral de respuesta
a la estimulación externa; a nivel orgánico se produce modificaciones
funcionales y cambios de actividad en el sistema nervioso, acompañado todo ello
de la modificación de la actividad intelectual que supone soñar” (Buela- Casal
1990).
Es difícil definir que es el
sueño, ya que supone un fenómeno muy complejo en el que se debe tener en
cuantas diferentes cuestiones, ejemplo:
1) Que es un
estado reversible pues de la vigilia se puede pasar al sueño y de éste a la
vigilia,
2) Es un fenómeno
cíclico, o sea, se alternan de forma periódica y regular en ciclos de 24 horas
la vigilia y el sueño
3) Hay una
ausencia casi total de movimiento
4) Se produce una
actividad psicológica llamadas “sueños”
5) Se producen
variaciones en la actividad cerebral y en otras variables psicofisiológicas
como el tono muscular, la tasa cardíaca, el ritmo respiratorio, la presión
sanguínea etc.
6) Existe un aumento del
umbral para responder a los estímulos del ambiente
Los registros
polisomnográficos del sueño han permitido distinguir cinco fases, que se
organizan en ciclos que se repiten cuatro o cinco veces cada noche.
Fase I: Adormecimiento
El sueño comienza con un corto
periodo de sueño que dura aproximadamente entre el 5% y 10% del tiempo
total de sueño y que se caracteriza por una disminución de las ondas alfas.
También pueden presentarse sensaciones de impresiones corporales extrañas como ligereza
o pesadez e incluso, en algunas ocasiones pueden aparecer alucinaciones. El
ritmo respiratorio y la tasa cardiaca se hacen más lentos.
Fase II: Sueño ligero
Comienza a unos diez minutos
después y aparecen husos de sueño, es decir agrupaciones de ondas en
formas de huso, que se hacen más frecuente. Se produce un giro lento de los
ojos en sus órbitas, y aunque la persona tenga los ojos abiertos no ve. La tasa
cardiaca y el ritmo respiratorio continúan disminuyendo. Se puede responder a
estímulos externos como presionar una palanca cuando se encienda una luz.
Fase III: Sueño Profundo
Comienza a los 30 minutos. En
esta fase aparecen unas ondas lentas y de gran amplitud (ondas delta) .También
se produce un descenso de la temperatura corporal y de la presión arterial y la
respiración y la tasa cardiaca son más lentas. Es difícil despertar a la
persona.
Fase IV: Sueño Muy Profundo
Comienza unos minutos después
de la anterior. Se caracteriza por la presencia de ondas Theta, más lentas y de
voltaje más elevado y también delta. La relajación muscular es total y es
extraño que se produzcan movimientos. Si una persona se despierta en esta fase
no recordará nada y presentará desorientación espacio-temporal y confusión
mental
Fase V – Fase R.E.M.: Sueño
paradójico
Se llama paradójico porque
mientras el registro de la actividad cerebral es similar a la vigilia, el tono
muscular se reduce al mínimo. Aparecen unos movimientos rápidos en los ojos de
arriba a abajo y de derecha a izquierda (Rapid Eve Movement) que duran décimas
de segundos. Las funciones vitales como la respiración, la presión sanguínea,
etc. son irregulares. En la mayoría de los casos es precedida por una erección
del pene o excitación del clítoris. Es más difícil despertar a la persona que
en las fases anteriores.
2. Cambios del sueño asociado con el envejecimiento asociados con el
envejecimiento normal
Con la edad se produce un
cambio en la arquitectura del sueño, es decir, el envejecimiento tiene una
serie de efectos sobre el sueño, haciendo que tanto la calidad como la
cantidad de las horas que duerme el mayor se modifique. Se producen los
siguientes cambios:
·
Aumento del tiempo de latencia
antes e iniciar el sueño
Disminución de la cantidad de sueño profundo (fase III y IV) y aumento
del sueño ligero (fase I y II)
·
Sueño fragmentado: aumenta la
frecuencia y duración del micro y macro-despertares nocturnos, y del tiempo de
vigilia nocturno
·
Dificultad para reiniciar el
sueño tras un despertar nocturno
·
Frecuentes adormecimientos
diurnos
·
Tendencia a la
somnolencia en el atardecer y al despertar precoz
·
Aumento de la frecuencia de
quejas relativas al sueño
·
Menor tolerancia a los efectos
nocivos de una noche de insomnio
·
Aumento del número de cambios
de postura y de actividades apneicas
·
Disminución del umbral para
despertarse con estímulos auditivos
·
No hay evidencia de que la
cantidad de sueño necesario disminuya con la edad
·
Disminución del tiempo de
sueño nocturno, pero el total de horas dormidas nocturno, pero el total de
horas dormidas puede ser el mismo.
·
Reducción de la amplitud y
desincronización de ritmos circadianos.
Debemos destacar que aunque
estas son características del sueño en las personas mayores, no se dan en todas
ellas, ya que depende de cada persona, es decir, debemos tener en cuenta el rango
de diferencias individuales.
3. Trastornos
del sueño
3.1. Causas de los trastornos
de sueño en los adultos mayores
Los trastornos del sueño
podrían ser el resultado de una serie de factores que incluyen cambios
evolutivos asociados con el envejecimiento, a la patología física,
la medicación, el alcohol, la cafeína, la nicotina, el estrés, la ansiedad, la depresión,
la inactividad, factores ambientales del sueño, malos hábitos del sueño, etc. Se
necesita una valoración completa de todas estas variables para poder
realizar una intervención.
3.1.1. Alteraciones somáticas
Existen diferentes
enfermedades físicas que pueden alterar el sueño como consecuencia de la
sensación de malestar. Ejemplo, un dolor de espalda, dolor gástrico o cardíaco,
incontinencia urinaria, asma, y arritmias. También el sentir dolor
especialmente el asociado a la artritis, o padecimiento de la diabetes son
causas de los trastornos del sueño más frecuentes en los mayores.
3.1.2. Psicopatologías
Los trastornos psicológicos
directamente relacionados con los trastornos del sueño son la depresión y
ansiedad. Se ha demostrado que existe una relación entre depresión, sueño y
envejecimiento. Los pacientes mayores deprimidos muestran alteraciones en el
sueño siendo algunos de estos hallazgos tendencias del envejecimiento normal:
Despertar matutino precoz, despertares nocturnos repetitivos, disminución del sueño
delta, etc.
Pero además de trastornos del
sueño, la depresión en el mayor presenta otros síntomas como retraimiento,
quejas somáticas, trastornos en la conducta alimenticia, dificultad para
mantener la atención, etc. Por lo que es importante determinar si el insomnio
es un síntoma de depresión o de ansiedad.
3.1.3. Falta de actividad
Uno de los problemas en los mayores es el sedentarismo.
Esto es especialmente destacable en los mayores institucionalizados, en los que
la falta de actividad física, la no salida al aire libre y la realización de largas siestas durante el día, hacen más
probable la aparición de trastornos del sueño. No es extraño encontrar en
mayores institucionalizados el llamado “síndrome de retraso de la fase de
sueño”, que consiste en la incapacidad de dormir hasta el amanecer, por lo que
el despertar ocurre a medio día o a primeras horas de la tarde. Y en
contrapartida también se puede detectar el “síndrome de adelanto de la fase de
sueño”, que se debe a la tendencia del mayor a irse a la cama y levantarse más
temprano, de forma que puede genera a cansancio al día siguiente.
El ejercicio físico practicado
en su justa medida es la mejor prevención para los trastornos del sueño. La
práctica regular de ejercicio no sólo facilita la conciliación del sueño sino
que además lo hace más profundo.
En las personas mayores es necesario evitar
los deportes que se practican de forma irregular y que suponen mucho esfuerzo
como por ejemplo el tenis, el fútbol o levantamiento de pesas, mientras y
si son aconsejables los deportes que suponen un esfuerzo moderado y continuado
como la natación, pasear, nadar, etc.
Para que el ejercicio físico
tenga efectos positivos sobre el sueño se debe realizar durante la mañana o por
la tarde, pero nunca antes de acostarse, pues en esos caso consigue el efecto
contrario. Además es importante que el ejercicio físico se vaya aumentando de
forma progresiva hasta alcanzar el nivel adecuado a las características de cada
persona.
3.1.4. Consumo de alcohol, cafeína
y nicotina
El alcohol consumido antes de
acostarse provoca alteraciones del sueño, lo hace menos profundo y se
incrementa en número de veces que se despierta por la noche. Más se acentúa
toda la sintomatología negativa del alcohol en los mayores, puesto que
presentan una menor tolerancia al alcohol que las personas más jóvenes, lo que
supone que las toxinas permanecen en el organismo durante más tiempo.
Los efectos de la nicotina y
cafeína sobre el sueño son similares. En ambos casos se produce un incremento
de la presión sanguínea y estimula al sistema nervioso, por lo que tiene
efectos contraproducentes para el sueño, generando un sueño más ligero y más
fragmentado. Puesto que la nicotina tiene una vida media de unas 6 horas,
las personas mayores pueden continuar sufriendo sus efectos durante más tiempo,
(menor tolerancia), por lo que sería aconsejable reducir o eliminar el consumo
de estas sustancias por la tarde y noche.
3.1.5. Inadecuados hábitos de
sueño
Un aspecto importante para la
aparición y mantenimiento de los trastornos del sueño es la inadecuada higiene
del sueño. Por ejemplo, el permanecer más tiempo del necesario en la cama y
utilizar la cama para otras actividades diferentes como ver la TV. , Comer,
jugar etc., el acostarse y levantarse cada día a una hora diferente,
dormir con una temperatura excesivamente alta, tomar chocolate antes de
acostarse o cenar abundantemente, auto-medicarse, etc. Es necesario modificar
todos estos hábitos si deseamos eliminar el problema.
3.1.6. Factores ambientales
Existen determinados factores
ambientales como el ruido, la luz, la temperatura, el tamaño de la cama, el
tipo de colchón etc. que puede influir negativamente en el sueño. Se ha
demostrado que cuando hay una temperatura excesiva (por encima de los 24º) se
deteriora la calidad del sueño, produciéndose una disminución de las ondas
lentas y del sueño paradójico, así como un incremento de los movimientos
durante el sueño. Se considera que la temperatura adecuada está entre los
18-22º. También una cama excesivamente pequeña y un colchón muy duro no
facilitan el sueño.
2) Clasificación de los
trastornos del sueño
Según la clasificación de la
Asociación Americana de los trastornos
del sueño se dividen en:
1) Disomnias
Incluye trastornos de
iniciación y mantenimiento del sueño, los trastornos de somnolencia excesiva y
los trastornos del sueño relacionados con el ritmo circadiano.
a)
Trastornos Intrínsecos del Sueño.
Se originan en el interior del
cuerpo, o sea aquellos trastornos físicos o psicológicos producidos por un
trastorno primario del sueño. Se incluye la apnea del sueño y el síndrome de
piernas inquietas
b) Trastornos
Extrínsecos del Sueño.
Son los trastornos generados
por causas externas al propio organismo. Trastornos provocados por unos hábitos
inadecuados.
c) Trastornos
del sueño relacionados con el ritmo circadiano
Los relacionados con el tiempo
total de sueño durante las 24 horas. Se incluye el síndrome del retraso
del sueño, el síndrome de adelanto del sueño, el Jet-lang, los trastornos por
rotación de turnos.
2) Parasomnias.
Son trastornos de la actividad
y del estado de transición al sueño. Estos trastornos interrumpen el proceso de
sueño pero no son trastornos primarios, ni del estado de sueño ni del de
vigilia
a) Trastornos
del Despertar.
Se incluyen la confusión al
despertar, el sonambulismo y los terrores nocturnos
b) Trastornos de
la Transición de vigilia-sueño
Están los calambres
nocturnos y el somniloquio
c)
Parasomnias relacionadas con el Sueño Paradójico
Son las pesadillas
3)
Trastornos asociados con alteraciones médicas o psiquiátricas
4.
Trastornos sobre los que no se tiene información suficiente para considerarlos
trastornos del sueño
4. Trastorno del sueño más
frecuente en el envejeciente.
4.1. Insomnio
El trastorno del sueño más
frecuente en los mayores es el insomnio, entre un 16 y 38,4% de los mayores
tienen problemas de este tipo .El insomnio es un trastorno que aumenta con la
edad y es más frecuente en las mujeres, aunque existe una tendencia a igualarse
con los hombres en edades muy avanzadas.
Según el D.S.M.V es la
dificultad para iniciar o mantener el sueño, o falta de sueño reparador,
durante al menos un mes, que provoque malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo. Existen diferentes tipos de insomnio: transitorio, persistente,
relacionado por el consumo de drogas, etc.
Se ha encontrado relación
entre el insomnio en mayores y enfermedades psiquiátricas, especialmente con la
depresión, demencia y ansiedad, también con síntomas aislados como falta de
atención y concentración, fatiga diurna y desinterés.
Los factores de riesgo más
importantes en los mayores para sufrir insomnio son:
1) Inadecuada
higiene del sueño
2) Enfermedades
médicas y molestias derivadas de problemas médicos
3) Demencia
4) Trastornos
afectivos, depresión y ansiedad
5) Consumo de
medicamentos y sustancias químicas
6) Problemas
sociales
7) Problemas
ambientales y dificultades de adaptación
8) Trastornos
primarios del sueño
4.2. Síndrome de apnea del
sueño
Es una interrupción de la
respiración con una duración de 10 segundos o más, se considera patológico
cuando se producen más de 30 apneas en 7 horas de sueño continuo o más de 5
apneas en una hora de sueño. En la persona mayor se diagnostica como patológico
cuando hay más de 10 apneas en una hora de sueño.
La prevalencia de este
trastorno se incrementa con la edad y es más frecuente en los hombres. Entre
un 30 y un 50% de los mayores normales tienen 20 o más episodios apneicos
durante la noche, siendo dichos episodios provocados por el uso de
antidepresivos y alcohol.
La apnea provoca un sueño
fragmentado, un mayor número de despertares durante la noche, cansancio diurno
exagerado, cefaleas, náuseas matutinas, somnolencia diurna, sequedad de boca al
despertar, deterioro en el funcionamiento y capacidad intelectual, depresión,
ronquidos etc.
4.3. Síndrome de Piernas
inquietas
Aparece en un 5% de la
población anciana. Este síndrome se caracteriza por una sensación de
incomodidad (hormigueo, quemazón) en las piernas durante periodos de reposo,
cuando está sentado o tendido. Las sensaciones no son dolorosas y suelen
disminuir o desaparecer con el movimiento. Es frecuente que aparezcan durante
las últimas horas de la tarde o de la noche y sobre todo antes de comenzar a
dormir. No obstante y a pesar de la incomodidad, normalmente las personas que
sufren este síndrome pueden conseguir dormir y hacerlo durante varia
horas.
4.4. Movimientos periódicos de
las piernas (mioclonus nocturno)
Se produce por la aparición
periódica durante el sueño de contracciones musculares en las piernas. Las
contracciones se inician cuando la persona está dormida y normalmente no suelen
ser conscientes de dichos espasmos. Se producen cada 20 a 40 segundos y tienen
una duración de entre 0´5 y 5 segundos.
Este trastorno está
relacionado con la edad y es más frecuente en los varones, se cree que afecta a
un 34% de personas mayores de 60 años. También se le asocia a otros problemas
físicos como los vasculares, neurológicos y metabólicos.
Su relación con el sueño es
clara, los movimientos provocan el despertar, y esto puede ocurrir durante toda
la noche, por lo que al día siguiente la persona muestra somnolencia. La
frecuencia de los movimientos varía de un paciente a otro.
4.5. Síndrome del retraso del
sueño
Este tipo de trastornos está
determinado por las modificaciones en el ritmo circadiano. Es decir, al igual
que otras funciones del organismo, el sueño también sigue un ritmo biológico,
en los que hay periodos más óptimos para dormir y estar despierto. Los
trastornos en el ciclo circadiano son más destacables y frecuentes en los
mayores porque con el envejecimiento se pierde parte de la capacidad para adaptarse
a los cambios de horario.
El síndrome de retraso del
sueño se caracteriza porque el sueño se presenta más tarde con relación al
horario normal de ir a la cama (según el horario estándar). De esta forma
cuando el sujeto se acuesta, no está preparado fisiológicamente para
dormir. Lo que hace que se duerma más tarde y se levante también más
tarde o bien reduzca el número de horas de sueño incrementa así la sensación de
cansancio durante el día.
4.6. Síndrome del adelanto del
sueño
Este tipo de síndrome es el
opuesto al anterior. En él existe una tendencia a levantarse temprano y
acostarse pronto, puesto que la somnolencia comienza a aparecer en las
últimas horas de la tarde. Si las personas que tienen este trastorno
están despiertas durante la noche se siente cada vez más cansado y somnoliento.
4.7. Somnolencia Postraumática
Se caracteriza por una gran
somnolencia y por episodios de sueño diurno que aparece como resultado de una
lesión en el sistema nervioso central. Esta somnolencia se está relacionada con
otros síntomas como dolor de cabeza, fatiga, problemas de memoria y
dificultades para concentrarse. La somnolencia es más intensa al inicio de la
lesión, disminuye progresivamente con el tiempo. No obstante, es posible una
leve somnolencia y quejas sobre el sueño después de más de un año de la lesión
BIBLIOGRAFIA
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